CUENTOS

 

        El príncipe y la princesa

 

       

 

Érase una vez un príncipe que se quería casar con una princesa de un reino vecino, que era muy bella y muy buena. El príncipe cada día  salía de su castillo para pasear  con su amigo e  ir al reino vecino  donde vivía su amada. El príncipe y la princesa se conocieron un día muy soleado en el río que separaba  a sus castillos. El príncipe empezó a charlar con ella y ambos se gustaron, ellos cada día quedaban para verse allí mismo (en el río). La princesa tenía que salir con su prima mayor porque sus madres no la dejaban sola, su prima le guardaba el secreto de que conocía al príncipe y le hacía el favor de salir con ella cada día para verse con él. Hasta que un día la princesa no apareció. Era porque la bruja del bosque la entretuvo  para que no llegara a su cita, como cada día. El príncipe estuvo mucho tiempo esperándola pero se echó la noche encima y no llegó la princesa,  se fue triste a su castillo y pensó que ella no lo quería.

 

Al día siguiente, el príncipe recibió una carta, era de su amada diciéndole que no fuera más a su encuentro, que ella no lo quería. El príncipe se echo a llorar y nadie podía consolarlo ni su mamá ni su papá. Esta carta no la había escrito la princesa sino la bruja del bosque que no quería que ellos se casaran porque ella se convirtió en bruja ya que  fue rechazada por el príncipe, era muy mala, le pegaba a todos sus compañeros de clase, no obedecía ni a su mamá ni a su  papá por eso el príncipe la rechazó y se convirtió en bruja.

La princesa no sabía nada e iba cada día al río y el príncipe no.
 
Empezaron los preparativos de la boda y a los tres meses se casaron en la iglesia del pueblo. Invitaron a toda la familia de ambos y a todos los vecinos. Se lo pasaron muy bien todos. Vivieron en el castillo del príncipe al cabo de un año tuvieron a su primera hija y  vivieron  felices y contentos. Y   colorín colorado, este cuento ha terminado. 
 
                                                                                                   
 

 

                   "El envoltorio nuevo de la piruleta"

                    

Erase una vez una piruleta muy coqueta que tenía el caramelo de todos los colores y muy apetecible, de todo el reino de las golosinas.La fama de esta piruleta eran muy conocida por todas las gominolas y pica-pica, ya que la piruleta se pasaba los días presumiendo de su bonito palo y sus muchos c olores. Además esta piruleta se burlaba de todos, porque ninguno era tan llamativo como ella.Un día se presentaron en su casa dos regaliz que le dijeron:

-¡Piruleta te vamos a hacer el envoltorio más brillante y trasparente que jamás hayas visto en el mundo!, pero solo los más listos pueden ver la belleza de este envoltorio.A la piruleta le pareció genial, y mando a los dos regaliz a que se pusieran a hacerlo de inmediato.Pasado una semana la piruleta mando a su amigo palote a revisar el trabajo.

Cuando palote entro al kiosco donde estaban los regaliz trabajando, vio un envoltorio oscuro ,nada parecido al que le habían prometido a piruleta. Palote sorprendido al velo se calló por miedo a parecer bobo.Cuando palote regreso a casa de piruleta le conto lo maravilloso que era su nuevo envoltorio.Piruleta muy animada, decidió organizar una fiesta para lucir su nuevo envoltorio, la fiesta de "chuchelandia".

Por fin llego el día de la fiesta tan esperada.

Los regaliz  decidieron ir a casa de piruleta para ayudarla a vestirse y a sin luciera mejor  su nuevo envoltorio.Cuando piruleta lo vio se llevó un terrible disgusto, al ver que el envoltorio era oscuro y por tanto no podría lucir sus hermosos colores, pero decidió ponérselo y no decir nada para no parecer estúpida.Cuando llego la hora de la fiesta todos esperaban impacientes la salida de piruleta.  Al verla , se quedaron boquiabiertos, pero nadie se atrevió a decir nada.

De repente se escucho una vocecita:

Pero si va oscuro y no se le ven sus magníficos colores (dijo un osito de gominolas).

La piruleta se dio cuenta de que todo el mundo se reía de ella, y en ese momento se sintió mal, y entendió que no debía burlarse de los demás, ya que a pesar de tener rasgos diferentes todos somos iguales.

Finalmente, la piruleta perdono a los regaliz, pero nunca más nadie volvió a confiar en ellos y todos vivieron felices y contentos.

 

 

"El Bosque Hechizado"

 

 

Érase una vez un príncipe muy valiente al que le gustaba mucho ir a caminar por el bosque todas las mañanas con su caballo. Era un apasionado de la naturaleza, mostrando  gran interés en  conocer  toda clase de plantas y animales que vivían en el bosque que rodeaba su reino.

Una mañana de primavera, en la que el  sol se encontraba en lo más alto del cielo y brillaba  con todo su esplendor, el príncipe madrugo más  de lo habitual. La noche anterior escuchó  hablar a su padre con los guardias del reino, pues había llegado a sus oídos que en el bosque  existía una senda hechizada por una magia oscura, en la que todo era siniestro y  tenebroso debido a la presencia de una bestia.

El rey y los guardias trataban por todos los medios de buscar una solución para acabar con la misma, así  el  hechizo desaparecería.

El príncipe atraído por tal noticia,  no se lo pensó dos veces y decidió su camino    y ver qué era lo que realmente allí sucedía. Preparó su equipo, ensilló a su caballo y partió hacia la aventura.

Cuando llegó al lugar sintió un escalofrió. El aire que allí  se respiraba era gélido como el hielo y todo estaba bajo penumbra. A medida que avanzaba en su camino, empezaba  haber  árboles secos, las plantas iban desapareciendo y los pájaros dejaban de escucharse.

Bastante  adentrado en la senda, se percató de que ésta era  como un  laberinto y no avanzaba. Fue entonces, cuando un duende que lo llevaba observando durante todo el camino se le apareció. Viendo que el príncipe tenía  buenas intenciones, se prestó a  ayudarle a cruzar la senda, ya que la conocía bien.

A la vez que avanzaban por  el interior del  bosque, el duende le contó que al final de ésta habitaba una terrible bestia, la cual poseía un amuleto oscuro que si era destruido acabaría con el hechizo.

Llegaron al final del trayecto  y ante sus ojos pudieron apreciar la enorme guarida  donde se refugiaba la bestia. Fue así como se decidieron entrar, observando que la misma se encontraba  vacía: ya que su morador había salido.

Tomaron la decisión de esperar su regreso allí escondido detrás de unas piedras. Cuando la misma regresó, ambos se quedaron atónitos  tras ver el tamaño de la criatura, pudiendo comprobar que se trataba de  un dragón.

El príncipe se dio cuenta que era imposible acabar con el animal, así que con la ayuda del  duende idearon un plan. Cuando el dragón se quedara dormido, ambos lo amordazarían  para que no escapase. Mientras, aprovecharían para quitarle el amuleto y salir huyendo, ya que  la  única forma de destruir a la fiera  y de que el hechizo desapareciese,  era salir de la guarida  con el dicho objeto.

 

A toda prisa lo amordazaron, cogieron el amuleto  y montados a caballo salieron de allí dirección al castillo. Una vez el príncipe llegó a su destino, el rey lo recibió con los brazos abiertos y, como agradecimiento por todo lo que había hecho, celebró una fiesta en su honor.

Y  vivieron felices y contentos todos los habitantes del reino.